lunes, 20 de abril de 2009

LISBOA. PASCUA 2009


Para las vacaciones de Pascua de este 2009 nos decidimos por Lisboa, nuestra primera opción era Roma; visita que ya teníamos bastante organizada pero que por diversos motivos debimos desechar y viendo el caos acontecido con el terremoto y demás creo que acertamos al no ir.
Esta sería mi segunda visita a Lisboa pero la primera de mi pareja, con lo cual la ilusión volvía a ser máxima y los nervios que preceden un viaje volvían a aparecer.
Para esta ocasión un vuelo con Vueling desde Madrid por 50€ ida y vuelta cada uno y uno hotel de 3 estrellas que encontré en una oferta con muchoviaje.com, el Residencial Delta, situado en una zona muy tranquila, no en el centro pero cerca de los transportes públicos, creo que una buena elección.
Todo estaba listo para visitar la capital más occidental de Europa.
Nuestro avión salió con unos minutos de retraso desde la T4 de Barajas y llegó con poco retraso al aeropuerto de Lisboa. Llegamos sobre las 20:00 al aeropuerto, cogimos un autobús de linea, por 1,40 € cada uno, que nos dejó a pocos metros del Hotel y nos acomodamos. No había tiempo para nada ya que era de noche y las cercanías del hotel no ofrecían ningún reclamo más que la tranquilidad.


DOMINGO 12

Por la mañana temprano comenzamos nuestra visita a Lisboa. Tomamos el metro hasta la parada de Restauradores y salimos a la superficie en la propia plaza Restauradores.
Comenzamos a caminar hasta la plaza de Pedro IV donde se haya el Teatro nacional Doña María II y esta presidida por la estatua del monarca Pedro IV en el centro de la plaza. En uno de los extremos se haya la estación ferroviaria de Rossio y en el extremo opuesto el inicio de la Rua Augusta, por donde continuamos nuestra visita.
Tomando la citada Rua Augusta poníamos rumbo a la Praça do Comercio. Esta es una calle muy animada, con mucha gente, tiendas, bares, restaurantes, puestecillos y algún vendedor ambulante de negocios no muy limpios.
Pronto llegamos a la Praça, y tras pasar por el Arco Triunfal que la precede nos damos cuenta de que las obras nos iban a fastidiar una de las imágenes más famosas de Portugal.
La plaza esta situada donde antaño se hallaba el Palacio Real que fue destruido por un terremoto en 1755. Esta plaza es paso de interesantes lineas de transporte para el turismo, como el tranvía 15 que lleva hasta el barrio de Belém.
Como vistas más destacadas de la plaza podemos nombrar al propio Arco Triunfal que se erigió para conmemorar la reconstrucción de la ciudad tras el terremoto citado, y la estatua ecuestre de José I que preside la praça.
Desde la plaza nos acercamos a la orilla del río para contemplar las vistas del puente 25 de abril y a lo lejos la estatua del Cristo Rei (similar a la del Cristo Redentor en Rio de Janeiro). Tras ver las vistas dimos un paseo hasta llegar al museo militar y la estación de Santa Apolonia, junto a la cual salen los ferrys, pasando en nuestro camino junto a la Casa Dos Bicos.

Ya de vuelta hacia el casco histórico tocaba visitar la SÉ Catedral. Al llegar a ella nos dimos cuenta de que eran las 11:30, hora de misa y ademas Domingo de Pascua, con lo cual al entrar en el templo nos encontramos con la celebración dirigida por el Obispo de una de las misas más importantes de Lisboa.
Tras la rápida visita a la Catedral continuamos subiendo cuesta para llegar al Castelo de Sao Jorge, parando antes en un mirador para apreciar las vistas de las orillas del Tajo. La entrada al Castelo es de 5€
El castillo fue construido en el siglo V por los visigodos, agrandado por los árabes en el siglo IX y modificado durante el reinado de Alfonso Enríquez. En 1938 fue restaurado completamente.
No hay en este castillo la posibilidad de visitar dependencias o áreas techadas pero bien merecen la pena sus patios amurallados, torreones y sobre todo las vista que desde sus muros podemos apreciar de la ciudad lisboeta.
Era ya hora de reponer fuerzas y comimos en un bar cercano a la praça de comercio por un módico precio.

Tras el descanso tocaba desplazarse a la, posiblemente imagen más conocida de Lisboa, el barrio de Belém con su torre.
Desde la parada de tranvía de la plaza cogimos en vagón numero 15E y llegamos hasta el barrio de Belém por 1,40 euros y nos acercamos a la orilla del Tajo para llegar al Monumento a los Descubrimientos.
El monumento de 52 metros de altura, fue construido en 1960 para conmemorar el 500 aniversario del Infante Henrique “El Navegante”, que descubrió Madeira, Las Azores y Cabo Verde.
El Monumento a los Descubrimientos tiene forma de punta de carabela sobre la cual el infante abre camino a numerosos personajes que tuvieron que ver con los grandes descubrimientos de la historia de Portugal.
Desde aquí nos desplazamos hasta la Torre de Belém. Este icono de la capital lusa fue construido entre 1515 y 1519 con fines defensivos pero pronto se convirtió en aduana y faro. No pudimos entrar a su interior ya que al ser domingo de Pascua estaba cerrada.
Ya solo nos quedaba una cosa que ver en el barrio de Belém, el Monasterio de los Jerónimos. Declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, al igual que la Torre de Belém, es, según las estadísticas de la oficina de turismo de Lisboa, la visita más importante de la ciudad. Su construcción duró casi un siglo y fue terminada a finales del XVI. a ubicación del monasterio fue elegida por ser donde se encontraba la Ermita do Restelo, iglesia donde Vasco de Gama y su tripulación pasaron un tiempo rezando antes de iniciar su viaje.



Tras la vista al barrio de Belém volvimos a tomar el tranvía, en el cual se mostraba una imagen de nuestra actriz más internacional, “P”. nos bajamos de nuevo en la Praça do Comercio y subimos paseando por la avenida hasta llegar a Marques de Pombal y comenzar allí nuestra ultima visita del día, el Parque Eduardo VII con sus bonitas vistas.
Desde el parque nos volvimos al hotel para descansar de un duro día.



LUNES 13

Este día era el indicado para acudir al bello municipio de Sintra, a unos 40 minutos en tren de Lisboa.
Tomamos el tren en la estación de Rossio temprano, para así poder aprovechar al máximo el día, y en poco tiempo ya estábamos en Sintra. Todo hacía presagiar que la lluvia nos acompañaría en nuestra visita.
Lo primero que hicimos nada más salir del tren fue tomar el autobús que realiza el “circuito da Pena” y que es el único medio público que lleva al palacio da Pena, donde realizaríamos nuestra primera visita. Compramos un billete por 4,5€ que te permite subir y bajar tantas veces como quieras durante un día.

El palacio y parque da Pena es una preciosidad. Perteneció a la familia real, hasta que la república vino a quitarle el puesto en el mando portugués, pero no es un Palacio Real al uso. Destaca la diferencia de su exterior, los contrastes de colores. Sus dependencias están cuidadas con mimo y merecen la pena. El parque es bonito pero inmenso y podrías fácilmente perderte entre su flora, por eso y por la climatología adversa, nosotros subimos hasta la “cruz alta” para apreciar la panorámica del Palacio (donde la lluvia nos dio una pequeña tregua). La entrada al parque y palacio es de 11€ con 3€ de descuento si llevas la Lisboa Card.
A lo tonto se nos había esfumado la mañana en el Palacio da Pena y aún nos quedaban muchas cosas por ver en Sintra. Tomamos de nuevo el autobús para bajar al centro histórico. Una vez allí comimos en un bar frente al Palacio Nacional.
Tras la comida entramos al Palacio Nacional, famoso por la imagen de las dos chimeneas de la cocina que suben bastante en altura con respecto al resto del Palacio.
Este Palacio es más simple que el de Pena, no obstante era residencia de pocos días como norma general. La entrada es Gratuita con la Lisboa Card.
Al salir del Palacio Nacional la lluvia nos decía que ya no nos iba a dejar en toda la jornada, por eso y por el tiempo que nos quedaba nos vimos en la disyuntiva de que visitar: El Castelo dos Mouros o la Quinta da Regaleira. Como ya habíamos visto el Castelo de Sao Jorge el día anterior nos decantamos por la Quinta y, no nos arrepentimos de la decisión para nada.
La Quinta se encuentra a 10 minutillos andando desde el centro histórico, esta perfectamente señalizado y es la única manera de ir si no se dispone de coche propio o se quiere pagar un taxi.
Nada más entrar y ver un poco de que iba aquello lo definí como “el sueño de un loco”, un hombre millonario evidentemente, que quiso vivir rodeado de grandeza y de todo aquello que simbolizaba un poco sus creencias. Es por ello que parece evidente la relación templaria y masonica del recinto por símbolos en sus jardines.
El Palacio en si no nos deslumbra demasiado en su interior, aunque debería porque ya quisiéramos el 95% de los humanos tener una tercera parte de eso para nosotros. Lo que más destaca de este lugar son sus jardines, con sus grutas enigmáticas, sus pozos con escaleras para bajar a su final, sus pasadizos que provocan terror a los visitantes y su flora a veces cuidada y a veces salvaje.
Ya era tarde, nuestra visita se acababa y debíamos tomar el tren de vuelta a Lisboa, estábamos cansados de un día agotador pero contentos por todo lo visitado y lo que nos gustó la Villa de Sintra.
Al llegar a Lisboa no teníamos ganas de nada más y nos retiramos a descansar al hotel.


MARTES 14

Este fue el día más tranquilo de nuestro viaje. Salimos a una buena hora, no muy tarde pero sin pegarnos el madrugon de otros días. Lo primero que hicimos fue desplazarnos a la zona de Estrela, para ver la basílica de su mismo nombre, pasando por un pequeño pero agradable parque. Cerca de esta basílica se haya la Asamblea de la República, el símil del Congreso de los Diputados de Madrid, desde donde se decide el devenir de la nación.

Desde aquí nos fuimos a la punta este de la ciudad, el Parque de la Naciones, los terrenos donde se celebró la Expo del 1998. Fuimos ver la Torre Vasco Da Gama que la están destrozando ya que le están adosando un edificio que la afea por completo, no me entere de lo que será pero supongo que oficinas o un Hotel lujoso, otra de las aberraciones que los encargados del patrimonio permiten porque les aparece el símbolo de los dolares en los ojos.
En esta zona también esta el inmensisimo Ponte Vasco Da Gama. Es el más largo de Europa, con sus 17,2 km de los cuales 10 están sobre el agua del río Tajo.
Después de ver las dos referencias arquitectónicas dedicadas al aventurero portugués y caminando por una agradable paseo llegamos al Pabellón Atlántico, un edificio construido para la Expo y que alberga congresos, espectáculos y algún evento deportivo.

Tras disfrutar del parque de la naciones y un poco también del centro comercial que hay junto a el nos fuimos a comer a la zona de la Plaza de Pedro IV.
Por la tarde no planificamos ninguna visita cultural y nos dedicamos a pasear tranquilamente y realizar alguna compra obligada.

Ya no había tiempo para más, al día siguiente nuestro avión partiría por la mañana rumbo a Madrid, era nuestra despedida de la capital más occidental de Europa.


MIERCOLES 15

Nuestro avión llegó a Madrid al medio día y desde aquí debíamos continuar los 400 kilómetros que nos separaban de casa en coche, pero no sin antes aprovechar al máximo la tarde e incluso la noche. Paramos en diversos pueblos que quedaban cercanos (o no tanto) a la autopista como Sepúlveda en Segovia y Peñaranda de Duero y las ruinas de la ciudad romana de Clunia en la provincia de Burgos.

ALBUM DE FOTOS: LISBOA - SINTRA

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